Erróneamente, muchos padres creen que la educación actual es antigua. Ellos apelan a un cambio porque según piensan los métodos de “antes” ya no se adaptan a los niños de “hoy”. Lo que ellos ignoran, es que la educación que hoy se imparte en casi la totalidad de los establecimientos educacionales, y sobre todo en las escuelas públicas, es una educación moderna, no antigua.
UN POCO DE HISTORIA
A finales del siglo XIX surgen varias iniciativas educacionales nuevas en Alemania, Francia e Inglaterra. Todas inspiradas en Jean-Jacques Rousseau.
Rousseau nació en Suiza en el año 1712. En sus discursos sostenía básicamente que las ciencias, las letras y las artes, corrompían a la sociedad y les hacía amar su esclavitud.
Además, afirmaba que el conocimiento era el que generaba la desigualdad en la sociedad. Por lo tanto, mientras más conocimiento más desigualdad, y menos libertad.
En estas escuelas se les resta importancia a las materias consideradas “Tradicionales” como la Geometría, Gramática y las Matemáticas, para sustituirlas por el juego, la vida al aire libre, actividades manuales, entre otros.
El pensamiento de Rousseau no sólo es un desprecio al intelectualismo, sino también una apología a la ignorancia. Y es el tipo de pensamiento que dirige casi en su totalidad los enfoques de las pedagogías actuales.
EN CONTRASTE CON LA EDUCACIÓN CLÁSICA
La Educación Clásica es la verdadera educación antigua. Ésta no sólo educaba en el intelecto (lo que despreciaba Rousseau), sino también en el alma. Le daba real importancia al desarrollo integral del niño.
Cuando tenemos a padres abogando por un cambio en la educación actual moderna; en el fondo de su pensamiento, aunque ellos no lo sepan, anhelan que vuelva la educación antigua, la Educación Clásica. Aquella que educaba al niño en la virtud y en la sabiduría, y que lo dotaba del suficiente intelecto para discernir entre la Verdad y el error, entre la Belleza y la fealdad, y finalmente, entre el Bien y la maldad.
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Por: Mara Márquez Ravilet