Las veces que he compartido sobre nuestro programa de matemáticas para Kindergarten (Rod and Staff y Memoria Press) y de cómo aprendemos la aritmética para este grado (suma y resta) algunos padres han quedado “encantados” con la forma (y claro, porque probablemente ninguno de nosotros estudió así la aritmética cuando niños) y otros, simplemente no pueden creer que no usemos los métodos modernos basados en la “comprensión” de las matemáticas, qué cómo es posible que el niño “memorice” 2+2=4, en vez que “comprenda” “por qué 2+2=4.
A continuación dejaré un resumen y adaptación del artículo "Why Johnny Can't Add" by Martin Cothran, en donde entenderemos por qué el niño no necesita comprender la aritmética, más bien, utilizar la aritmética para comprender.
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El principio central de la Nueva Matemática es que, en lugar de enseñar el “cómo” de las matemáticas, deberíamos enseñar el “por qué”. En lugar de memorizar el hecho de que 2 + 2 = 4, los niños deberían entender por qué 2 + 2 = 4.
Los promotores de la Nueva Matemática no soportan la dependencia del currículo tradicional de la memorización y la repetición, por lo tanto, creen que la educación matemática puede mejorarse poniendo más énfasis en la comprensión que en el dominio. Pero, como ya sabemos, la matemática clásica pone énfasis en el dominio.
La Matemática Moderna complica la manera de enseñar aritmética simple. Y esto no es casualidad, es muy intencional. La idea detrás de este enfoque de “estrategias múltiples” es complicar intencionalmente el proceso de aprendizaje de la aritmética para obligar al estudiante a pensar en los procedimientos que está aprendiendo. Cuantas más estrategias se empleen para enseñar a un niño a resolver problemas aritméticos simples, mejor le irá.
Pero el enfoque de los educadores clásicos es el opuesto. Cualquier educador clásico anterior a los años 50’ se preguntaría por qué hemos complicado tanto un procedimiento tan simple. Un educador clásico debería saber que el propósito de enseñar aritmética no es precisamente “entenderla”, porque hay cosas que se aprenden para poder pensar sobre ellas y cosas que se aprenden para no tener que pensar sobre ellas, y la aritmética es un ejemplo de esto último.
A diferencia del educador matemático moderno, el educador clásico debería saber que la aritmética es una herramienta, es decir, un medio, no un fin. La aritmética no tiene ningún valor más allá de ser una herramienta para aprender otras cosas, es decir, matemáticas conceptuales más avanzadas.
El educador clásico, a diferencia de muchos educadores modernos de matemáticas, sabe que lo importante no es comprender la aritmética, sino utilizar la aritmética para comprender. Se aprende aritmética no para pensar en la aritmética, sino para no pensar en ella.
“Debemos hacer todo lo posible”, dijo Kline, “para que las operaciones elementales sean tan habituales que los estudiantes no tengan que pensar en ellas más de lo que uno piensa cuando se ata los cordones de los zapatos”. Nadie cree que un carpintero sea más capaz de construir una casa si contempla el complejo proceso mediante el cual se fabrican sus herramientas.
Kline cuenta la historia de un ciempiés que iba caminando y se encontró con un sapo, que le dijo al ciempiés: “¿No es maravilloso? Tienes cien pies y, sin embargo, sabes cuándo usar cada uno”, momento en el que “el ciempiés empezó a pensar en qué pie usar a continuación y no pudo moverse”.
La educación matemática anterior a los años 50’ (y mucho antes) produjo toda una generación de grandes científicos e ingenieros. Ellos fueron los que enviaron al hombre a la Luna y los pioneros de la revolución informática. Fueron los sucesores de los grandes científicos alemanes del siglo XIX, cuya educación clásica les permitió llevar a cabo las revoluciones de la relatividad y la física cuántica, y el desarrollo de la genética en biología.
Nos debemos cuestionar qué niños son los realmente afortunados. Los que antes carecían de todo material novedoso y "didáctico" y que lograban el dominio de las operaciones básicas mediante las herramientas de la repetición y la memorización o, los que hoy aprenden matemáticas modernas complicadas intencionalmente.
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Resumen y adaptación por Mara Márquez Ravilet.
Artículo original, ""Why Johnny Can't Add" by Martin Cothran, disponible en memoriapress.com